martes, 17 de septiembre de 2013

RAZONES PARA AMAR A DIOS


¿Razones para amar a Dios?






¡Hay tantas razones para amar a Dios! Todo lo que somos y logramos es producto de Su amor incondicional y debe ser motivo suficiente para corresponderle de la misma forma.

  1) Jesús explicó que amar a Dios y a nuestros semejantes es un mandato, el más importante1, una clara muestra de fe cristiana. Solo quien ama puede decirse seguidor de Cristo. Todos estamos diseñados para amar, principalmente a Dios, quien merece toda la honra y la gloria. Si le digo a mi esposa y a mis hijos que los amo, pero no los protejo, no los guío y les proveo, realmente no les demuestro mi amor. Ama con tus acciones y con tus palabras, especialmente a tu Padre celestial. ¿Cómo podemos demostrarle nuestro amor?

Amamos a Dios al obedecerle. Nuestro Señor es Dios de orden, por eso, es muy claro en explicarnos qué espera de nosotros y de nuestro amor. Es como un círculo de obediencia: nos dice que amar es un mandamiento, y a la vez, nos explica que respetar y guardar Sus mandamientos es la mejor forma de expresar nuestro amor. 
   
2) Así que la máxima expresión de amor es la obediencia. Quienes tenemos hijos lo comprendemos muy bien ya que muchas veces les decimos: “Si me quieres, obedéceme”. De nada sirve que le digamos “Te amo” a Dios, si hacemos exactamente lo contrario a lo que nos pide. Cuando nos sujetamos a las reglas y normas, lo agradamos, y al ver nuestra obediencia, no tendrá problema en bendecirnos. Nuestro Padre se complace con nuestra buena conducta, producto del amor que deseamos expresarle.
Amamos a Dios al honrarle con todo lo que tenemos. Cuando el rey David planeaba la construcción del templo explicó al pueblo lo que ofrendaría para dicho propósito y les preguntó cuál sería su contribución. Si hacemos cálculos de lo que dice la Escritura, David ofrendó en oro el equivalente a ¡5.8 billones de dólares! 

3) Dios valora mucho nuestras expresiones de amor a través de lo que le ofrecemos. Se puede dar sin amar, pero no se puede amar sin dar. Nuestro Señor lo tiene muy claro y estamos convencidos de Su amor porque nos ha dado todo, incluso lo más valioso que tiene: Su Hijo amado. No lo dudemos, el verbo “amar” está íntimamente ligado al verbo “dar”.

Sabemos que nos aman por lo que nos dan. Esto no es ver el amor con un sentido utilitario porque no se trata solamente de cosas materiales sino de entrega total. Dios espera que le ames con tu vida y con tus recursos. Él aprecia que le des el primer lugar y le ofrezcas lo más valioso que tienes. Dale a tu Padre como se merece, dale todo lo que tienes porque Él te amará de la misma forma.

Amamos a Dios al servirle. Todos recordamos que Pedro era un discípulos impulsivo y negó a Jesús, tal como Él le había dicho que sucedería 

Ejemplos de otras razones
 
1) En Mateo 22:36-40 leemos sobre el mandamiento del amor: —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de todos? Jesús le respondió:—El primer mandamiento, y el más importante, es el que dice así: “Ama a tu Dios con todo lo que piensas y con todo lo que eres.” Y el segundo mandamiento en importancia es parecido a ése, y dice así: “Cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo.” Toda la enseñanza de la Biblia se basa en estos dos mandamientos.

2) Juan 14:15 afirma: Si me amáis, guardad mis mandamientos.

  
3) 1 Crónicas 29:1-5 habla sobre lo que David daría para construir el templo: Luego, el rey David le dijo a toda la gente que se había reunido: «Dios eligió a mi hijo Salomón para que le construya el templo; sin embargo, él todavía está muy joven y no tiene experiencia para hacer un trabajo tan importante. ¡Él construirá el templo para nuestro Dios, y no se trata de la construcción de un palacio ordinario! Con muchos sacrificios he podido juntar los materiales necesarios para construir el templo de mi Dios: oro, plata, bronce, hierro y madera para los muebles y utensilios que deben ser confeccionados. También he reunido muchísimas piedras preciosas de toda clase. Es tan grande mi amor por este templo para mi Dios, que además de todo lo que ya he reunido, voy a entregar de mis propias riquezas lo siguiente: cien mil kilos del oro más fino que existe, y doscientos treinta mil kilos de plata fina, para recubrir las paredes del templo y sus edificios, y para los muebles y utensilios que harán los artesanos. ¿Quién de ustedes quiere demostrar hoy su amor a Dios, dando una ofrenda para la construcción del templo?»
 
4) Lucas 22: 31-32 narra: Después, Jesús le dijo a Pedro:
 —Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes, y Dios se lo ha dado. Pero yo he pedido a Dios que te ayude, para que te mantengas firme. Por un tiempo vas a dejarme solo, pero después cambiarás. Cuando eso pase, ayudarás a tus compañeros para que siempre se mantengan fieles a mí.

5) Juan 21:15-17 relata la conversación de Jesús y Pedro: Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Pedro:
   —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Él le respondió: —Sí, Señor. Tú sabes que te quiero.  Jesús le dijo: —Entonces cuida de mis seguidores, pues son como corderos.  Jesús volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas?  Pedro le contestó: —Sí, Señor. Tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Entonces cuida de mis seguidores, pues son como ovejas.  Por tercera vez le dijo: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?  Pedro se puso muy triste de que tres veces le había preguntado si lo quería. Entonces le contestó:—Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.  Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas.
 

CÓMO SERVIR A DIOS


                                                  ¿Cómo servir a Dios?


“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”
EFESIOS 2:10 (NVI)

 Fuiste puesto en la tierra con un propósito: para servir a Dios y a los demás. Este es el cuarto propósito de Dios para tu vida. Siempre que sirves a otros de cualquier manera, verdaderamente estás sirviendo a Dios y cumpliendo uno de tus propósitos. No estamos en la tierra solo para respirar, comer, ocupar un espacio y divertirnos. Dios nos formó individualmente para que hiciéramos un aporte singular con nuestras vidas.

Dios te redimió para que hicieras su obra santa. Tú no eres salvo por buenas obras, sino para hacer buenas obras. En el reino de Dios, tienes un lugar, un propósito, un rol y una función que cumplir. Esto le da a tu vida un gran valor y significado. Una vez que has sido salvado, Dios intenta usarte en sus planes. Él te tiene un ministerio en su iglesia y una misión en el mundo



“Él es quién nos salvó y escogió para su obra santa, no porque lo merecíamos sino porque estaba en su plan”
2 TIMOTEO 1:9 (BAD)



Jesús dijo: “Tu actitud debe ser igual a la mía, porque yo, el Mesías, no vine a ser servido sino a servir y a dar mi vida”
MATEO 20:27-28 (BAD)



Para los cristianos, el servicio no es opcional, algo que debe incluirse en nuestros horarios si disponemos de tiempo. Es el corazón de la vida cristiana. Jesús vino a servir y a dar, y esos dos verbos también pueden definir tu vida en la tierra. Servir y dar, en resumen, son el cuarto propósito de Dios para tu vida.

 “

Dios obra a través de personas diferentes en maneras diferentes, pero es el mismo Dios que cumple su propósito a través de todos ellos”
1 CORINTIOS 12:6 (PAR)

                                         

                               ¿Cómo te forma Dios para tu ministerio?



Dios no desperdicia nada. Él no te daría habilidades, intereses, talentos, dones, personalidad y experiencias a menos que tuviera la intención de usarlos para su gloria. Si identificas y entiendes esos factores puedes descubrir la voluntad de Dios para ti. La Biblia dice que eres maravillosamente complejo. Eres una combinación de muchos factores diferentes. Cinco de estos importantes factores forman el acróstico: “F.O.R.M.A.”




Cuando Dios decidió crearte, determinó exactamente lo que necesitarías para tu servicio singular. A esta combinación exclusiva de aptitudes se le llama moldear o dar FORMA:
Formación espiritual
Oportunidades
Recursos
Mi personalidad
Antecedentes




 “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras”
EFESIOS 2:10 (NVI)



 







CÓMO AMAR A DIOS


 ¿Cómo amar a dios?


Para llegar a gozar de la vida eterna no basta saber que Dios existe, se necesita amarlo y demostrar ese amor con obras, esforzándonos en cumplir la voluntad del Señor.

Recordemos el ejemplo de aquel joven médico, que fuera de su país, al leer el periódico descubre la foto de una linda chica de su tierra y su dirección, se decide a escribirle y cortejarla a distancia, enamorándose cada día más. 

Algo parecido sucederá si no empezamos a amar a Dios en esta vida: no hay modo de unirnos a Él en la eternidad. Si nuestro corazón llega a la eternidad sin amor de Dios, la dicha simplemente, no existirá. Como un hombre sin ojos no puede ver la belleza del firmamento estrellado, un hombre sin amor de Dios no puede ver a Dios; entra en la eternidad ciego. No es que Dios diga al pecador impenitente (el pecado no es más que una negativa al amor de Dios): “Si no vienes preparado, no quiero que te me acerques. ¡Largo de aquí para siempre!” No. El hombre que muere sin amor de Dios, o sea, sin arrepentirse de su pecado, ha hecho su propia elección. Fue él quien, consciente y lúcidamente, rechazó de un manotazo la amante invitación que Dios le ofrecía. 

  Lo primero será, pues, conocer todo lo que podamos sobre Dios, para poder amarlo, mantener vivo nuestro amor y hacerlo crecer. Volviendo a nuestro imaginario galeno: si ese joven no hubiera visto el periódico donde aparecía la chica, resulta evidente que nunca habría llegado a amarla. No podría haberse enamorado de quien ni siquiera sospechaba su existencia. E, incluso, si después de ver su fotografía, el joven no le hubiera escrito y por la correspondencia conocido sus virtudes y su personalidad, la primera chispa de interés nunca se habría hecho fuego abrasador.